Esta pieza surge a partir de la reflexión sobre la feminidad como un acto de autonomía: la capacidad de decidir cuándo y cómo ejercer el símbolo del cuidado y la protección. Concebida como una escultura que también es un recipiente perforado, la obra permite que sea el portador quien determine si contiene agua o la deja fluir. A través de esta acción, se le otorga al cuerpo que la habita la posibilidad de decidir cuándo sostener y cuándo soltar, reivindicando así una feminidad libre, consciente y soberana.